martes, 11 de noviembre de 2008

Para un cuerpo blanco de hermosos ojos

Volteaste en una aventura imaginativa.
te convertiste en una nube,
y te dejaste llevar por los vientos de tu cabeza.
Tu deambular fue un barco a la deriva
que se detiene sólo con los duros golpes de las piedras de la orilla.
¿Por qué buscas lo que ya encontraste?

Las palabras se deslizan desde la cabeza a la boca
y en su sincero fluir sucede algo inesperado
que las detiene a centímetros de tu lengua.
¿De qué es la muralla que detiene tus verdades?
A qué le temes, si las verdades deben fluir con el viento.
Tu verdad lanzada al viento lleva consigo una pronta verdad de vuelta.
Verdad que no sabes del todo, pero que forma una pared
intraspasable antes de tu boca.
Y ahí sigues ahogándote aunque sabes nadar hace mucho tiempo.

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